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Economía circular
¿Cómo hacer más sostenible la cadena de valor de un producto?
04/10/22 | Publicado por TheCircularLab

La cadena de valor de un producto se refiere a todos los elementos que intervienen desde que se extrae la materia prima hasta que el producto llega al consumidor. Hablamos de una compleja red de eslabones que la empresa debe conocer en profundidad, porque sólo de esa manera podrá maximizar su eficiencia y mejorar su rentabilidad, pero además porque sólo trabajando sobre la cadena de valor es como una empresa puede alcanzar sus mejores niveles de sostenibilidad.

 

Elementos de la cadena de valor

Existen varias fases en el concepto de cadena de valor de un producto como logística interna, actividades primarias y de apoyo, actividades secundarias y actividades estratégicas, entre otras. Las principales a tener en cuenta son:

 

·      Logística de entrada. Se trata de la primera fase, se focaliza en las materias primas e incluye recepción, almacenamiento, control, gestión del inventario e incluso programación del transporte.

·            Operaciones. Al hablar de operaciones nos referimos a todos los procesos necesarios para convertir las materias primas en el producto final.

·      Logística de Salida. Este tercer paso se aborda cuando el producto ya está listo para vender abarca todas las tareas de distribución y entrega (independientemente de si se distribuye entre terceros o se traslada directamente al consumidor final).

·            Comercialización. Recoge las estrategias de venta por lo que incluye las labores de marketing y publicidad. Las acciones que permiten definir cómo llegar a los consumidores, que precio fijar, a través de que canales publicitarse… quedan recogidas en esta fase.

·            Servicio al cliente. Esta fase alude a todo lo que consideramos el servicio post-venta: atención al cliente, devoluciones, servicios de garantía, mantenimiento… Permiten reforzar el valor del producto o servicio tras la venta, y obtener feedback de los clientes.

 

Además de estas cinco fases encontramos otras que podríamos considerar secundarias, por ser un apoyo a las principales:

 

·      Aprovisionamiento. Se refiere a todas las actividades de abastecimiento que se realizan para obtener los recursos necesarios para desarrollar los productos o servicios.

·      Desarrollo tecnológico. Comprende las acciones de I+D+i que ayudarán a reducir costes y/o mejorar el producto o servicio.

·      Gestión de recursos humanos. Son todas las labores relativas a la gestión de los equipos humanos: contratación, desarrollo y retención del talento.

·      Infraestructura. Alude a los sistemas que actúan como un paraguas, brindando apoyo a cada fase de la cadena: gestión general, administración, contabilidad, finanzas…

 

Cadena de valor sostenible

 

A día de hoy la cadena de valor de cualquier empresa enfrenta un reto adicional: ser sostenible. En nuestro país, la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio Climático y de Transición Energética, que obliga a las empresas a declarar sus emisiones y a elaborar un plan de compensación, plantea un hito en ese sentido, ya que va a hacer de la sostenibilidad una materia central que pude afectar a cada uno de los eslabones de la cadena de valor.

 

Por ejemplo, la selección de las materias primas a las que recurre una empresa de envases determinará inevitablemente su logística de entrada (en ocasiones elegir materiales de proximidad o reciclados puede significar un cambio sustancial en materia de sosteniblidad). Recurrir al ecodiseño puede transformar completamente su fase de operaciones y, siempre que el objetivo sea la sostenibilidad medioambiental del negocio, puede mejorar enormemente su impacto.

 

La logística de salida experimentará una transformación para cualquier empresa que tenga que reducir las emisiones de CO2 y por último la fase de comercialización, porque a medida que hemos ido redefiniendo etapas anteriores hemos generado un nuevo producto: no se comercializan igual productos reciclados o sostenibles que los que tienen como fortaleza la marca o una determinada innovación.

 

Al margen de estos ejemplos debemos tener en cuenta que los Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden marcar una hoja de ruta cuando se trata de hacer que la cadena de valor sea sostenible: se deben garantizar unas condiciones laborales óptimas entre los trabajadores para tener un impacto positivo en su salud y su economía, aplicar políticas de no discriminación, abordar una producción y consumo sostenibles. La labor de líderes y gestores es conciliar todas estas premisas con modelos económicos viables, pero la transformación de la cadena de valor hacia fórmulas más sostenibles ya es una realidad. Será un proceso gradual que cada empresa va a ir trabajando teniendo en cuenta sus dimensiones y capacidades, pero que sin lugar a dudas va a mejorar el impacto de estos modelos sobre el medioambiente.

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