SCRAP son las siglas de ‘Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor’, los cuales son fundamentales en España para fomentar una gestión adecuada de los residuos y promover la economía circular en las empresas. Conoce todo sobre los SCRAP: qué es, cómo funciona y cuáles son sus ventajas.
Definición y tipos de SCRAP
Es normal tener dudas sobre lo que es SCRAP, pues esta palabra, traducida del inglés, significa ‘chatarra’, y eso puede llevar a confusión. Pero, en España, hablamos de SCRAP como Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor, que es un conjunto de medidas y herramientas diseñadas para incentivar la recogida separada, gestión y valorización de residuos. Se trata de organizaciones creadas para gestionar de forma colectiva los residuos de productos que han llegado al final de su vida útil.
El concepto SCRAP toma forma de manera específica en la reciente ley 07/2022 de residuos y suelos contaminados y en el posterior Real Decreto 1055/2022 de envases y residuos de envases, como heredero y evolución de la denominación anterior: los sistemas integrados de gestión (o SIG). Ambas figuras se basaban en el mismo principio de “quien contamina, paga”, es decir, se obliga a los fabricantes a hacerse cargo de sus propios residuos, desde su recogida hasta su tratamiento y valorización. Ahí es donde los SCRAP aportan su principal valor: garantizar que este proceso se realice de forma efectiva.
El SCRAP no puede entenderse sin hablar antes de la RAP, o Responsabilidad Ampliada del Productor. Se trata de un concepto ya introducido por primera vez en España en la Ley 11/97 de envases y residuos de envases -ya derogada-, que establece este principio de política ambiental para obligar a los fabricantes a gestionar los residuos de sus propios productos cuando estos han sido desechados por los consumidores. Esto garantiza que los residuos se gestionan de manera eficiente y ecológica para minimizar su impacto ambiental.
La legislación posterior (ya con el Real Decreto 1055/2022) amplió la RAP a envases comerciales e industriales, afectando a todas las empresas que utilizan envases y embalajes industriales y comerciales para el transporte y venta de mercancías en el mercado español, lo que incluye a envasadores, importadores, adquirientes comunitarios y empresas extranjeras que operan en España. Todos ellos deben adherirse a un SCRAP o constituir su propio sistema individual (SIRAP).
Los SCRAP de residuos son gestionados por entidades especializadas sin ánimo de lucro, que se encargan de coordinar, cohesionar e impulsar todo el sistema.
SCRAP envases y SCRAP industrial
Existen diversos tipos de SCRAP, en función de la naturaleza de los residuos de la que se trate. Los principales SCRAP de envases son los de:
- Envases ligeros (botellas y envases de plástico, envases metálicos, envases brik)
- Papel y cartón
- Envases de vidrio
Pero también podemos diferenciar un SCRAP industrial si nos referimos a envases como:
- Envases de productos agrarios
- Envases de productos fitosanitarios y fertilizantes
- Envases de medicamentos y medicamentos caducados
También hay otros tipos de SCRAP industriales, como los de neumáticos, los multimateriales o los multienvases, y todos ellos deben contar con autorización oficial para poder operar. En España hay en torno a una veintena de SCRAP para la correcta gestión de residuos de todo tipo.
Gestión y reciclaje de SCRAP: sistema colectivo y mejores prácticas
Los productores y distribuidores tienen que registrarse en el SCRAP que corresponda a su tipo de producto y pagar una cuota para financiar la recogida, gestión y valorización de los residuos que generan. De esta forma, se garantiza que los costes de gestión de los residuos no recaigan solamente en la sociedad, sino que sean compartidos con quienes producen y distribuyen los productos.
La normativa, además, contempla el cumplimiento de una serie de objetivos, como la prevención de la generación de residuos o la reutilización y reciclabilidad, lo que asegura una correcta gestión de los residuos. Esto no solo ayuda a minimizar el impacto ambiental, sino que también fomenta la innovación en el diseño y la producción de bienes más sostenibles.
Los SCRAP desempeñan diversas funciones que son indispensables en la gestión de residuos: recolección y transporte de residuos, tratamiento y reciclaje, educación y concienciación a productores y consumidores y monitorización y reporte sobre la actividad.
Quienes deben registrarse en un SCRAP pueden optimizar sus recursos, tener acceso a conocimientos especializados sobre gestión de residuos y sostenibilidad y aprovechar estas prácticas para aumentar su competitividad, entre otras ventajas:
- Reducción de los costes de gestión de residuos porque se hace de forma colectiva.
- Cumplimiento de la normativa medioambiental vigente.
- Mejora de la imagen corporativa de las empresas adheridas.
- Aumento de la innovación y la sostenibilidad al compartir conocimientos.
Por esto, las empresas que se adhieren a un SCRAP, aunque sea obligadas por la legislación, obtienen numerosos beneficios que repercuten en su rentabilidad.
Beneficios del reciclaje de SCRAP para la economía circular
Los SCRAP ofrecen una serie de beneficios muy interesantes, tanto para la sociedad como para el medioambiente. Podemos destacar algunas ventajas como:
- Fomento de la economía circular al promover el reciclaje de residuos. Se reduce la dependencia de recursos naturales y se minimiza su extracción, mejorando la eficiencia y la protección del entorno.
- Reducción de la huella ecológica, pues una adecuada gestión de residuos evita su acumulación en vertederos y ayuda a reducir la emisión de gases con efecto invernadero.
- Financiación y responsabilidad compartidas. Productores, distribuidores y gestores de residuos comparten la responsabilidad del tratamiento y la valorización de los mismos, fomentando un mayor compromiso y una mayor concienciación. Además, los SCRAP son un sistema más equitativo en el que los responsables de los productos también se hacen cargo del ciclo de vida de los residuos que generan.
- Transparencia y eficiencia. Los SCRAP tienen la obligación de rendir cuentas a las autoridades competentes y a cumplir con una serie de objetivos en cuanto a eficiencia para garantizar un proceso de gestión transparente y efectivo.
Por todo ello, los SCRAP en España juegan un papel esencial en la protección del medioambiente y en la creación de un futuro sostenible.